LAS MAÑANAS

En este periplo por la vida, me he dado cuenta de muchas cosas, unas más simples y bellas que otras, otras más oscuras, lúgubres y muertas, por ejemplo, y esto es en mi caso, no sé en el de los demás, pero por ejemplo me he dado cuenta de lo terrible de las mañanas, la cabeza te trabaja a mil y se me ocurren tantas cosas y piensas y sueñas, y en ese momento entre dormido y despierto aparecen por mi memoria tantas cosas, surgen tantas palabras, tantos rostros, algunos bellos, otros opacos, momentos de luz y hasta la noche más inmensa, sinceramente no dan ganas de levantarse y es preferible quedarse ahí pensando y soñando, de hecho todo parece tan real y puedes devolver el tiempo y quedarte ahí bajo su alero, bajo el árbol del recuerdo, respirando el aroma de la alegría y disfrutando de su sombra de frescura y belleza.
También hay malas mañanas, donde el árbol pasa a ser pantano y quieres despertar y salir y dejar de lado el dolor, el desengaño y la pena, sintiendo como lágrimas negras recorren las mejillas del alma y esta pierde su resplandor, todo ello en las mañanas. La verdad es que no se si es mejor la realidad o la ensoñación profunda, lo que si se es que la felicidad de algunos momentos, cuando se reviven de corazón alegran el espíritú y las penas nunca mueren, solo pasan, pero quedan indelebles.

Chuata, me fui en la media volá, se nota que dormí poco, porque desperté como a las 6:30 y me levanté a las 8:15, tanto tiempo, tantas cosas que hice en esas casi dos horas, aunque si bien lo pienso no hice nada...nada.